Mostrar los 25 años de trabajo de CEJIL en la región es un gran reto, pero queremos tomar este espacio para mirar hacia atrás y, desde el pasado, pensar el presente y el futuro.
El aporte de CEJIL a los derechos de las mujeres, es el de crear oportunidades para que grupos de distintos movimientos pudieran encontrarse, construyendo una participación colaborativa, creativa y desafiante que amplió el reconocimiento de las vulneraciones a los derechos de las mujeres considerándolas, al mismo tiempo, como violaciones de derechos humanos.
Es la historia de cómo el trabajo desde el terreno, desde los espacios ajenos al poder formal, puede cambiar realidades injustas de manera significativa.
A principios de la década de los 90, cuando nace CEJIL, los grupos feministas y los que trabajaban por los derechos de las mujeres, se abrían paso, por separado, en sociedades en las que la discriminación estructural de las mujeres estaba, en el mejor de los casos, invisibilizada si no justificada. El grueso del movimiento de derechos humanos se enfrentaba a la violencia y la injusticia apañada o promovida desde el Estado, en el contexto del fin de las dictaduras y gobiernos represivos, en una etapa especialmente cruel en el continente. No se entendía necesariamente que los derechos de las mujeres eran parte de los derechos humanos.
EL INICIO
A eso se sumaba que el movimiento de derechos humanos, en aquella época, tenía poco acceso al Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) ⎯ el escenario regional constituido por los Estados integrantes de la Organización de Estados Americanos, creado para velar por los derechos humanos en el continente americano⎯ y menos aún lo tenían las organizaciones de mujeres, quedando fuera, por tanto, los temas de los derechos de las mujeres. Desde sus primeros años, CEJIL identificó la agenda de los derechos de las mujeres como una pieza clave para el movimiento de derechos humanos y para la democracia en la región. Planteamos múltiples estrategias para dar un sentido más robusto a la protección de derechos, de manera que las mujeres contaran con una protección efectiva: intentamos que las mujeres denunciaran la violencia a manos de agentes de seguridad del Estado, pero también exploramos la discriminación y la violencia en otras facetas de la vida.
EL INICIO
Desde sus primeros años, CEJIL identificó la agenda de los derechos de las mujeres como una pieza clave para el movimiento de derechos humanos y para la democracia en la región.
Gracias a los estándares internacionales comprendidos en Belém do Pará, se reconoce la desigualdad estructural, construida históricamente, que la violencia genera y que dificulta constantemente la protección y el goce de los derechos de las mujeres. La Convención habla expresamente de los alcances de la violencia y de la responsabilidad que tienen actores no estatales por ello.
Belém do Pará representó en nuestra región la piedra angular sobre la que se edificaron vínculos, hasta ese momento tenues o inexistentes, entre parte de los movimientos sociales que llevaban años trabajando desvinculados del derecho internacional de protección de los derechos humanos, con el sistema interamericano. Esta convención también fue importante para el desarrollo de parte de la doctrina y jurisprudencia que define las violaciones a los derechos humanos de las mujeres. Había mucho camino por recorrer.
BELÉM DO PARÁ
Gracias a los estándares internacionales comprendidos en Belém do Pará, se reconoce la desigualdad estructural, construida históricamente, que la violencia genera y dificulta constantemente la protección y el goce de los derechos de las mujeres.
PRIMEROS PASOS
Una de las estrategias para la construcción de la agenda jurídica, social y política, que adoptamos en la época, fue extender puentes y promover objetivos compartidos entre el sector histórico del movimiento de derechos humanos y el movimiento de mujeres. De esa manera aspirábamos a evitar que los temas importantes concernientes a las mujeres quedaran invisibilizados en la agenda pública y en la protección.En esta misión aglutinadora, organizamos charlas, talleres y varios ejercicios con distintos grupos de feministas, defensores de derechos humanos, profesoras, académicos y académicas, etc. Fueron procesos de capacitación cruzada, en los que unos y otras aprendimos muchísimo y ayudamos a descubrir caminos para documentar los casos ante el SIDH, mostrar las injusticias, innovar en el derecho y construir de esa manera un mundo mas igualitario.
PRIMEROS PASOS
El plan de trabajo que iniciamos abordaba una amplia gama de cuestiones procesales y estándares clave para una agenda de derechos que comprendiera las realidades diferenciadas de las mujeres. Ellos incluyeron casos fundacionales para la protección de derechos como el de María Eugenia Morales de Sierra, en Guatemala, sobre discriminación de la mujer en el Código Civil. El caso trató por primera vez el tema de los estereotipos y la calidad de victimas de colectivos afectados por leyes discriminatorias que tenían relación con la propiedad, el poder en la relación de pareja y el trabajo; una serie de casos en el conflicto armado, que trataron a la violencia sexual como herramienta de tortura y de guerra ⎯caso hermanas Gonzáles Pérez vs México⎯; casos de esterilización forzada en Perú ⎯caso Mamérita Mestanza Chávez vs Perú⎯; sobre discriminación y el mundo laboral; sobre la práctica de realizar inspecciones vaginales a las visitas en las cárceles ⎯caso X e Y vs Argentina⎯, etc. Así, para CEJIL es de vital importancia trabajar en la visibilización de las violaciones de derechos humanos de las mujeres, y en cómo éstas les afectan en diferentes situaciones.
PRIMEROS PASOS
En el marco del impulso generado por uno de los procesos de encuentros y capacitación cruzada entre organizaciones y miembros del movimiento de derechos humanos y derechos de la mujer, CEJIL y CLADEM se unen a Maria da Penha, en 1998, para llevar un caso de violencia doméstica en Brasil ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Este caso se convierte en el primero que pone en práctica la Convención
Belém do Pará y sienta un precedente que, si bien es cierto se convierte en la Ley Maria da Penha en el 2006, trasciende más allá de lo jurídico.
Parte del impulso se debe a la campaña llevada a cabo en el 2001 por CEJIL y el IIDH, con el apoyo de defensoras de diferentes países, "Causa Abierta: justicia para las mujeres en el sistema interamericano" y el empuje que el caso tuvo en el movimiento de mujeres en Brasil y en la región.
Ayudamos a descubrir caminos para documentar los casos ante el SIDH, mostrar las injusticias, innovar en el derecho y construir de esa manera un mundo mas igualitario.
NOMBRES Y APELLIDOS
Durante estos 25 años, CEJIL ha trabajado en casos que sin duda cruzan la temática de derechos de las mujeres con otras como el derecho a la educación, derecho a defender los derechos humanos, la justicia, etc.
Y en este sentido, son muchas las historias que recopilar en este rincón de nuestra trayectoria, que es también parte de la del continente.
NOMBRES Y APELLIDOS
Algunas de las historias de las que estamos hablando están recogidas aquí. Como la de Mónica Carabantes, una adolescente chilena a la que no le dejaban acabar sus estudios por estar embarazada. Gracias al caso que litigamos, no sólo pudo continuar y concluir sus estudios sino que el Estado chileno modificó su Ley de Educación, haciendo que el embarazo ya no sea un impedimento.
O los casos de Inés Fernández y Valentina Rosendo, víctimas de violaciones sexuales por miembros del Ejército mexicano. Tras el litigio, se hicieron reformas al Código de Justicia Militar, estableciendo restricciones al uso del fuero militar en México.
El caso M.Z, que fue el primer caso de agresión sexual en Bolivia que se llevó al SIDH, consiguió que el Estado asumiera el compromiso de implementar una serie de políticas públicas destinadas a garantizar el respeto de los derechos de las mujeres en el país, creando también unidades de atención a la víctima y a las y los testigos con la función principal de brindar orientación legal, apoyo psicológico, asistencia social y apoyo a los testigos y a la labor fiscal.
El caso de Alba Lucía Rodríguez Cardona, que terminó en una solución amistosa en la que se reconocen déficits importantes en la política pública y la justicia colombiana sobre estereotipos de género y confidencialidad médica. Y sin duda fue de gran relevancia el caso de Mamérita Mestanza que condenó la esterilización forzada en el Perú.
También debemos subrayar la violencia sexual perpetrada por fuerzas de seguridad en los barrios menos privilegiados de Brasil, un fenómeno que permanecía invisibilizado por las otras graves violaciones que allí se cometen.
Casos innovadores todavía están pendientes de resolución como el de Tías del Panisobre la discriminación laboral en CR, Marta Álvarez sobre discriminación de una mujer lesbiana en una cárcel en Colombia, o el caso de Linda Loayza en Venezuela, que trata del tema de violencia sexual cometida por actores no estatales.
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NOMBRES Y APELLIDOS
Durante una manifestación en San Salvador de Atenco, 31 mujeres fueron víctimas de tortura física, psicológica y sexual, por parte del Estado mexicano, tras detenerlas ilegalmente al reprimir la protesta. 11 de estas mujeres denunciaron los hechos y llevaron su caso al mayor Tribunal de los derechos humanos de la región, conmocionando a la opinión pública con sus declaraciones y su valentía.
La violencia de pareja es la más común en América Latina, aunque los datos varían según países.
REPÚBLICA DOMINICANA:
17%
BOLIVIA
58%
25 AÑOS
Llevamos 25 años levantando la voz frente a la detención arbitraria, la discriminación, la mortalidad materna, la violencia contra defensoras, lideresas vinculadas a la lucha por la tierra como las admiradas Digna Ochoa, Janet Kawas y Berta Cáceres entre otras. De hecho, gracias al apoyo dado a las víctimas durante los procesos ante el sistema regional de justicia, algunas se encontraron con la fortaleza, con el empoderamiento, de seguir luchando por su causa ⎯que es la de muchas⎯, convirtiéndose de esta manera en lideresas del movimiento de los derechos de las mujeres. Así, por ejemplo, los casos de Valentina, Linda, las hijas de Berta, entre otros.
25 AÑOS
En un espacio de innovación, CEJIL formó parte de la Iniciativa sobre Mortalidad Materna y Derechos Humanos, lanzada en la Conferencia Women Deliver a fines de 2007. La misma reunía a un grupo de académicas del sector de salud y organizaciones del movimiento de derechos de las mujeres que intentaban usar el derecho para garantizar la salud de las mujeres en sintonía con los objetivos del milenio. En parte por la participación en dicha iniciativa, expusimos en una audiencia sobre la temática ante la CIDH que derivó en la elaboración de un informe específico sobre mortalidad materna y derechos humanos por parte de la Relatoría de Derechos de las Mujeres de la CIDH. Algunos de los desarrollos jurisprudenciales y los aprendizajes logrados fueron recogidos en publicaciones que nos ayudaron a difundir las herramientas desarrolladas en nuestra región y que tienen eco también en otras regiones, como Europa, y en el sistema universal. Entre ellos, libros sobre la debida diligencia en casos de violencia de género, mujeres privadas de libertad en el Cono Sur, derechos humanos de las mujeres, de las defensoras de derechos humanos o sumarios de jurisprudencia de violencia de género, de igualdad y no discriminación o salud y derechos reproductivos, entre otros.
25 AÑOS
Llevamos 25 años levantando la voz frente a la detención arbitraria, la discriminación, la mortalidad materna, la violencia contra defensoras, lideresas vinculadas a la lucha por la tierra.
IGUALDAD
En CEJIL hemos hecho y seguimos haciendo nuestro trabajo convencidos de que los cambios jurídicos han de venir estrechamente unidos y acompañados por transformaciones sociales y culturales. Es por eso que también hemos puesto nuestros esfuerzos en el acceso a espacios de poder, subrayando las desigualdades que se presentan diáfanamente en cuanto a la representación de las mujeres, no sólo en cualquier esfera del sector privado sino también en organismos, órganos y organizaciones de derechos humanos, tanto regionales como mundiales.
IGUALDAD
Apuntar a los desbalances en la representación internacional y argumentarla con datos contundentes ha sido la tarea de la campaña global de Gqual, que presentamos en la ONU en 2015, y a la que ya se han adherido mujeres y hombres de todo el mundo. Esta campaña busca alcanzar la paridad en la integración de tribunales y mecanismos internacionales de monitoreo a través de diversas estrategias, incluyendo el compromiso de los Estados de mejorar sus procesos de nominación y votación para que se tenga en cuenta el criterio de la paridad, y la difusión de información actualizada sobre puestos disponibles.
IGUALDAD
Somos conscientes de que 25 años son un suspiro en la historia del continente y si bien han servido para alumbrar algunas partes de lo que nos hemos comprometido a hacer, nos movemos con el tiempo y éste trae nuevas rutas y paradigmas. Este aniversario nos da la excusa para dar una mirada atrás y, en este escenario que vivimos ahora donde se dan algunos retrocesos, no olvidemos lo aprendido para poder así entender que no partimos de cero en las luchas que vienen.
Los cambios jurídicos han de venir estrechamente unidos y acompañados por transformaciones sociales y culturales.
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Centro por la Justicia y el Derecho Internacional · Center for Justice and International Law · Centro pela Justiça e o Direito Internacional · Centre pour la Justice et le Droit International · Pemonton Kowantok Wacüpe Yuwanin Pataset